Una puta mierda 28 Mar 2008
Revista Ñ | Redacción
Con la novela "Una puta mierda " el rosarino Pron ha querido recuperar el realismo clásico que a fuerza de absurdos y grotesco desnaturaliza la realidad para verla mejor.
Patricio Pron, joven periodista y escritor rosarino, se fue de la ciudad hace cinco años tras al amor de una mujer y se quedó en Göttingen, Alemania, para trabajar en su tesis doctoral acerca de la nueva poética en la literatura argentina. Allí fue traductor y colaborador de publicaciones alemanas y argentinas. En ese período escribió sobre la Guerra de Malvinas. Para él como pa-ra tantos argentinos es algo muy lejano y cercano a la vez, por una cuestión generacional, eran chicos y sólo conocían lo que les mostraban en la escuela, en la propaganda televisiva y radial o los rumores de la calle que llegaban por bocade sus padres. El título del libro es de por sí desafiante y transgresor: Una puta mierda.
Eso es –me dice Pron – el resultado de una guerra sin sentido, mal hecha, "por oficiales megalómanos de oficina que, en su mayoría, sólo sabían torturar a presos políticos, tenían un armamento ridículo y sin embargo se creían Clausewitz, me interesaba utilizar el absurdo para 'desnaturalizar' la guerra de Malvinas". La novela está escrita en tono tragicómico, con un permanente manejo del absurdo y personajes que ridiculizan el accionar de los jefes militares. El protagonista y narrador de la historia está inmerso en la confusión general que hay en el frente de batalla cuando una bomba estalla a metros de su posición.
Pron utiliza el término "ex combatiente" como un símbolo del abandono al que los soldados argentinos fueron sometidos durante los 74 días que duró la ocupación. El autor recuerda que las maestras de su escuela "estaban llenas de fervor patriótico y, al calor de la confrontación bélica, habían abandonado todo pacifismo para pasar a llamarnos mis soldaditos". Mientras, en el frente todo era muy distinto. "No salen las cuentas tratándose de vidas humanas, porque cada una de ellas lo vale todo",decía Dostoievski y Pron retoma esa idea. Los personajes hablan en un castellano neutro que produce efecto de extrañamiento sobre la guerra y a veces no reconocen al enemigo o tienen apellidos españoles e ingleses y comparten la misma trinchera. Durante todo el relato, la bomba sin explotar se ubica sobre sus cabezas, amenazante y desconcertante a la vez.
La necesidad de mantener viva la memoria de la guerra de las Malvinas es para Pron como una "fábula de identidad a la manera de las fábulas que les gusta escuchar a los argentinos como la muerte trágica de Ernesto Guevara, la muerte trágica de Eva Perón, la muerte trágica de Carlos Gardel, el regreso de Perón, la defenestración de Maradona, y por lo tanto los argentinos no dejarán de contarla. Es una historia para niños y adultos –sigue – que incluye el sacrificio de jóvenes argentinos que, por otra parte, la sociedad argentina nunca ha sabido agradecer". Pron habla de la guerra como "una empresa capitalista de exterminio masivo" y muestra la exacerbación de las miserias humanas que desnuda la contienda bélica.
El libro desarticula con el absurdo las expresiones que neutralizan la potencia subversiva del lenguaje. Se trata de una obra escrita en la tradición de los autores argentinos que desnaturalizan lacultura y la mantienen con vida. Es una historia contada en clave de ficción, que le hace un guiño al realismo y devuelve cierta sensación de control sobre los acontecimientos. Esta preocupación literaria por una guerra repetida en narrativas históricas, cuentos, novelas y poesías, tiene un nuevo viraje estético e ideológico en Una puta mierda .El autor dice que escribió para los más de 300 veteranos que se suicidaron y para los que lo intentaron.