La protesta 30 May 2004

Mundos encontrados

Radar libros | Pagina 12 | Sergio Di Nucci

La protesta Henry James. Trad. Edgardo Russo, El cuenco de plata Buenos Aires, 2004, 240 págs.

 

Para el escritor irlandés Colm Tóibín, que en 2004 noveló con éxito la vida de Henry James, hubo tres escritores que, extinguiéndose el siglo XIX, trazaron en Inglaterra un mismo recorrido mental: el que fue de la perplejidad o la devoción por las costumbres y morales inglesas a la evasión o a la aceptación más resignada que entusiasta de ellas. Se trata del propio James, de Oscar Wilde y de Robert Louis Stevenson, los tres exiliados y outsiders en Inglaterra. James, por ejemplo, desplegó su perplejidad por el sistema hereditario inglés en Los despojos de Poynton (1896). Y Oscar Wilde apartó de sus comedias -las escritas en los tempranos '90- a todo protagonista irlandés.

Otro tanto ocurrió con la relación del héroe (porque de algún modo hay que llamarlo) de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) con la ciudad de Londres. La vastísima ciudad, plagada de misteriosos e irreductibles espectáculos, les ofreció a estos escritores una vía de escape a sus íntimas herencias y un rico, abierto panorama para desplegar sus duplicidades o sus declinaciones. Esta atención cerrada por Londres no duró en ellos mucho. James, una vez iniciado el siglo XX, retorna a escribir acerca de norteamericanos despistados dentro de una Europa refinada. Stevenson avanzó hacia un paisaje más exótico y murió en 1894. Wilde, en cambio, fue destruido por aquellas fuerzas de las que se había burlado. Nunca fue de ellos la elusiva Inglaterra, nunca su propiedad. Los tres debieron permanecer allí en calidad de huéspedes observadores, y reticentes.

Condenado a vivir doblegado por su norteamericanismo, Henry James mantuvo muchas veces intacta en su obra una ardiente preocupación familiar: la de las diferencias y relaciones peligrosas entre los Estados Unidos y Europa. En The James Family (1947), el crítico norteamericano F. O. Matthiessen constata las posiciones de la familia tomadas en cuanto a este tema: mientras el padre de Henry era el entusiasta de las promesas de la vida americana, la hermana Alice repartía su devoción por Irlanda y Norteamérica; el filósofo William, en cambio, adoraba Europa mientras residía en Norteamérica, y extrañaba Norteamérica de viaje por Europa. Henry James, anglófilo en muchas dimensiones, había nacido en 1843 en Nueva York y vivió en Europa desde 1875, primero en París, luego en Londres. Realizó desde entonces breves visitas a los Estados Unidos, pero se hizo finalmente ciudadano británico y murió en Chelsea en 1916. No hay registros certeros de que algún acontecimiento marcara a fuego su vida. Su obra, de una ausencia esencial, está compuesta de una veintena de novelas, dos nouvelles, dos piezas de teatro y un puñado de ensayos. La protesta (1911), que es la última de sus novelas en ser reimpresa desde su primera publicación, hace de aquella preocupación familiar su centro.

Fue además la que más éxito obtuvo, aun porque el rico y denso estilo de sus últimos trabajos es ajeno a la complejidad psicológica y social que los caracterizaron. El acontecimiento que inspira a La protesta habría ocurrido en 1808 cuando un coleccionista norteamericano se traslada a Londres para adquirir obras de arte. Breckenbrige Bender representa al millonario americano cuyas intenciones se ven frustradas por un connoisseur inglés. Para evitar que una obra llegue a manos de la vulgaridad, termina en las salas de la National Gallery. De ese modo lanovela glorifica el triunfo artístico del Reino por sobre las demandas filistinas de Bender. Porque la novela fue pensada originariamente como obrita de teatro, el tema de la contraposición entre arte y comercio, o entre Europa y América, carece de la habitual complejidad o riqueza de las obras ulteriores de James. No falta en cambio la descripción mecánica, los caracteres inamovibles, ni siquiera la ironía fácil. Conviene aclarar entonces que parte del interés por la novela radica en que prolonga, por oposición o no, un tema esencialmente jamesiano: el del ánimo democrático, abierto e innovador de los Estados Unidos frente al continente de la tradición y de la autoridad