Retórica especulativa 31 Mar 2006

Reconstrucción de una herencia

La Voz del Interior | Gustavo Pablos

 

A pesar de que el título parece asignarle un carácter técnico o académico al contenido, el libro de Pascal Quignard propone un viaje por la tradición letrada antifilosófica que desde el surgimiento de la filosofía recorre toda la historia occidental.

Esa tradición ha recibido el nombre, precisamente, de retórica especulativa, y es rescatada por el novelista, ensayista y filósofo francés en un escrito que combina reconstrucción y reflexión histórica con ficción y análisis textual.

En el origen de la retórica especulativa se encuentra Cornelius Fronto, quien bajo el reinado de Antonino, en Roma, se convirtió en cónsul en el año 143 y fue también preceptor del joven Marcus (el cual cuando llegó al poder tomaría el nombre de Marco Aurelio).

Quignard refiere que si bien Fronto confesó haber heredado su pensamiento de Athenodotus, quien a su vez lo había heredado de Musonius, es en sus páginas donde por primera vez se lee una declaración de guerra contra la filosofía.

En un período en el que todas las ciudades del mediterráneo sienten la expansión de la metafísica de los griegos, los textos del romano representan una actitud antigua, siempre marginal y perseguida, que se expresa en una dura oposición a las aporías de aquella corriente (como también después a la teología de los cristianos y a los nihilismos modernos) y ofrece una alternativa a la clase letrada del imperio.

Un aspecto central de este ensayo, que conduce a diversos puertos y esgrime una reflexión integral sobre la cultura occidental, es que el autor, siguiendo la voz rectora de Fronto, postula una literatura que en su momento se opuso a la filosofía planteando, entre otras cosas, que si lo literario es cada palabra, es imprescindible estudiar las imágenes.

Fronto sostenía que había que remontarse más que a la filosofía a su fuente, y siempre le recordaba a Marco Aurelio sobre la necesidad de investigar las imágenes para que pudiese penetrar no sólo en el poder sino en la potencia del decir. “El poder es lenguaje. Tu lenguaje es poder. Como emperador de la Tierra, es preciso que seas emperador del lenguaje, que es el amo de la Tierra. Es el lenguaje en ti y no el poder quien expide sin descanso cartas a toda la superficie de la tierra, es él quien llama a comparecer a los reyes de otros pueblos, quien le dicta leyes, quien reprime la sedición, quien atemoriza su audacia”.

Su objetivo era convertirlo en el primer emperador que hiciera uso del lenguaje, con todos sus matices, gracias a ese saber adquirido en el proceso de indagar el color de cada una de las palabras, los ritmos de las frases, la fuerza de un tropo, la belleza de un estilo y el horror de determinadas imágenes.

En este viaje por la retórica especulativa, de la cual son herederos otros pensadores y escritores antiguos, modernos y contemporáneos, Quignard propone una fragmentaria, fascinante y provocadora intervención teórica y literaria sobre el lenguaje, la escritura y la especie humana y sus instituciones.

Así como también una Poética, una especulación personal y autobiográfica sobre el lenguaje y la escritura.