Los pollos no tienen sillas 27 Ene 2013

Los cómics no se toman vacaciones

La voz del Interior | Javier Mattio

Una serie de publicaciones de autores argentinos en el rubro comprueba la vigencia de las viñetas en tiempos de altas temperaturas. Hay para todos los gustos.

 

Haciéndose eco de las innumerables mutaciones que permite el lenguaje de las viñetas, la historieta argentina sigue adelante a pesar del receso veraniego y ofrece un abanico de atractivas encarnaciones que incluyen una biografía en versión novela gráfica, cuentos con aire de leyendas fantásticas urbanas, cuidadas adaptaciones de teatro contemporáneo y antologías de trabajos de autores tan nóveles como de culto.

La “novedad” más celebrable sea tal vez la feliz reedición de Los pollos no tienen sillas, libro con el que el sello Cuenco de Plata inicia la publicación de la faceta de Copi (1939-1987) como humorista gráfico. El escritor argentino, cuya obra novelística y teatral viene siendo recuperada de manera exhaustiva en los últimos años, publicó casi toda su obra historietística dedicada a La mujer sentada en el diario francés Le Nouvel Observateur, aunque algunos de sus trabajos también se dejaron ver en la legendaria Tía Vicenta.

La reaparición de Los pollos no tienen sillas viene a reparar una extensa ausencia: el libro había sido editado hace más de 40 años, en 1968, por la editorial Jorge Álvarez, y se había vuelto inconseguible: el mismo exhibe el trazo “minimalista” inconfundible de Copi y ese humor subrepticiamente salvaje en el que se alternan la política, la sátira social, la filosofía y el gag, todo a partir de la interacción entre esa “mujer sentada” y el insolente pollo alter ego de Copi, al que es inevitable ver como un temprano Clemente.

La Editorial Común de Liniers, por su parte, acaba de editar dos bellos volúmenes: Cuatro cuentos, del mismo Liniers, invoca ya desde su pequeña edición cuadrada y de tapas duras con mucho blanco el pasaje directo a un universo surreal que el creador de Macanudo aborda a través, justamente, de cuatro historias: inspirado por Tom Waits, Alfonsina Storni, Edward Gorey y Shel Silverstein, Cuatro cuentos está integrado por “Abajópolis”, acerca de un viaje a un disparatado mundo subterráneo, “Los peligros de caerse para arriba”, en el que un personaje se enfrenta a la ley de gravedad,  “El inquilino”, sobre una familia que se muda a una casa habitada por un ser peludo de galera, y “Viaje”, la extática ilustración de una poesía de Storni.

Dora 2, por su lado, también de Común, viene a suceder al primer volumen de la saga que Ignacio Minaverry publica en Fierro: "El año próximo en Bobigny" encuentra a la cazadora de nazis Dora Bardavid en los barrios bajos franceses en la década de 1960 junto a sus amigos Odile Joubert y Geneviève Junot, en plena guerra independentista de Argelia. Entre la reconstrucción histórica política y las desventuras cotidianas, Dora atrae por su ligereza narrativa y un dibujo elegante y naíf construido en base a plenos en blanco y negro.

Los amantes de las biografías, mientras, tienen en Zitarrosa del uruguayo Rodolfo Santullo y el argentino Max Aguirre una inmejorable lectura de verano: buena parte de la vida del mítico cantautor rioplatense se reconstruye en esta novela gráfica que revisa anécdotas, conciertos y situaciones de la vida del artista, y en la que se combina su faceta pública con la más íntima. El cómic busca escarbar en las distintas caras del artista así como el reciente Gardel de Muñoz y Sampayo lo hizo de manera magistral con el zorzal criollo.

En cuanto a adaptaciones, Teatro en viñetas (Loco Rabia) deja en claro su propósito de cruzar terrenos disímiles desde su título, con la buena noticia de que las obras teatrales elegidas para ser llevadas a la historieta son contemporáneas: el guionista Alejandro Farías adapta la costumbrista y tragicómica Venecia de Jorge Accame, con dibujos de Carlos Aón, y el triángulo amoroso de Yepeto de Tito Cossa, con ilustraciones de Hurón, en un volumen que se aleja de los escenarios y le inyecta pulso de cómic a dos historias ágiles y entretenidas.

Por último, el reciente regreso del Dago de Robin Wood y Carlos Gómez a los quioscos y las comiquerías gracias a la iniciativa de Comic.Ar termina por instalar un verano rico en alternativas para el aficionado a los cuadritos.