Los pollos no tienen sillas | Teatro 2 30 Nov 2012

Copi en París: el artista que se hizo solo

ADN | La Nación | Natalia Blanc

 

Copi bocetaba sus textos e historietas en cuadernos comunes. Dibujaba o escribía en la página derecha y utilizaba la hoja izquierda para hacer apuntes o correcciones. "Sólo trabajaba en cuadernos con espiral, donde iba desarrollando las ideas. Su proceso creativo era rápido porque tenía muy claro lo que quería hacer. Al menos en los últimos años de su vida, cuando yo lo veía seguido en París", explica Federico Botana, hermano menor del autor de La mujer sentada.

En reportaje telefónico desde Londres, donde reside desde la década de 1990 y trabaja como docente universitario e investigador especializado en Historia del Arte Medieval, Botana contó a adncultura algunas anécdotas sobre Copi. "Cuando escribía teatro, tenía ideas previas sobre los personajes. Aunque en sus obras no hay indicaciones sobre decorados ni vestuario, él se los imaginaba al escribir. Un ejemplo increíble es Cachafaz: la escribió pensando en que se le pusiese música, algo que no se concretó durante su vida porque no encontró un compositor que se interesara por el proyecto. Vi la ópera de Oscar Strasnoy en Europa y se ajusta perfectamente a lo que Copi había imaginado. Strasnoy lo ha plasmado en forma excelente y creo que, en gran parte, se debe a la rima y al texto. Ésa era la idea desde el principio: él quería que tuviese música." La ópera de Strasnoy se estrenó este mes en Buenos Aires.

Loretta Strong y La heladera, dos de las obras incluidas en el libro Teatro 2, tienen una característica común: Copi las escribió para sí mismo. "Son dos piezas muy particulares porque las pensó con él como exclusivo protagonista. Su idea era hacer un espectáculo con el que pudiera viajar. Loretta Strong la presentó durante siete años en distintos lugares. Cuando la estrenó, aparecía desnudo, con el cuerpo pintado de verde. En la segunda puesta estaba vestido con un traje de alta costura de Yves Saint Laurent, de inspiración africana, hecho con placas de ébano. Impresionante. En otra, estaba vestido de española, con un traje de Juan Stoppani. Todo lo que usaba en el escenario entraba en una valija: el traje, una cola del vestido que también utilizaba de cortina en el escenario, la rata. La heladera fue una pieza encargada por el Festival de Otoño de París. Tenía un presupuesto, que podría haber utilizado en actores o decorados. Pero decidió hacerse quince trajes. Se cambiaba y volvía al escenario para hacer otro personaje. La presentó en Londres y en varias ciudades de Francia."

Al igual que Cachafaz, Las escaleras del Sacré- Coeur (también incluida en Teatro 2) fue una de las pocas obras que Copi no llegó a estrenar. "La inspiración le vino de Montmartre, distrito parisino donde vivía. En esa época paseaba mucho por la calle. Le gustaba caminar por el barrio, mirar a la gente, escuchar lo que decían", asegura Botana.

Por la diferencia de edad (es veintidós años menor), Federico dice que Copi fue como un padre para él. "Fui a París de vacaciones a los 17 y ya no volví. Él se dio cuenta de que quería irme de Buenos Aires y me ofreció que me quedara allí. Durante quince años trabajé como ilustrador de revistas."

Su célebre hermano también se hizo un lugar solo. "Desde el momento en que se fue de la Argentina, él tuvo que abrirse camino por su cuenta. Cuando llegó a París, no tenía un centavo, vivía en hoteles baratos y se las arreglaba como podía. Vendía collages por las calles [ver aparte]. Los ofrecía en los cafés y restaurantes y se vendían mucho. Alguien vio uno de esos trabajos y lo recomendó en la revista L’Express para que ofreciera sus historietas. Pero eso no funcionó porque le pidieron un personaje en especial. Años después lo hizo para Le Nouvel Observateur. Así nació La mujer sentada. Después empezó a hacerse conocido y entró en el mundo del teatro."

Algo inevitable que sucede con Copi en la actualidad, dice Botana, es que "cada vez que hablan de él en los medios argentinos, mencionan que fue nieto de Natalio Botana y Salvadora. Pero no se crió con ellos, ya que pasó muy poco tiempo en la Argentina. Desde 1945 hasta 1955, vivió entre París y el Uruguay. Durante ese período no había mucho contacto con el resto de la familia. La vida que mis padres llevaban en Montevideo era bastante simple, a diferencia de la de Natalio y Salvadora. Muy distinta de los esplendores de los Botana en los años treinta".

Recién cuando Copi llegó a la Argentina, continúa Federico, conoció a Salvadora y se relacionó con su abuela. "Ella sí fue un personaje importante en su formación. Creo que la influencia fue intelectual, artística; ella le abrió el mundo del teatro argentino. Gloria Ferrandiz, la actriz que protagonizó Un ángel para la señora Lisca, la primera pieza que Copi estrenó en Buenos Aires antes de irse a Europa, era una gran amiga de Salvadora. Supongo que la temática de piezas de ella, como Las descentradas, lo puede haber influenciado en sus inicios, pero también tuvo la influencia del teatro estadounidense de la época, como Eugene O’Neill y Tennessee Williams."

La publicación de Teatro 2 permite disponer de toda la obra dramática de Copi traducida al español. Botana resalta la vigencia de sus temas. También, que quienes se acercan a su teatro en Francia, como productores o espectadores, son muy jóvenes. "Era un adelantado. Supongo que los jóvenes se interesan porque tienen menos tabúes con respecto al sexo y esos temas de los que Copi siempre habló con mucho humor."