Cerdos & Peces 23 Ene 2012

De colección

El Acople | Augusto Do Santos

Se publicó una antología con material seleccionado de la mítica Cerdos y Peces. Enrique Symns participó de la recopilación de su revista, a través de una entrevista y un epílogo.

 

Nos tocó reseñar, en estos días, el disco que marcó el regreso de Los Jóvenes Pordioseros, “Abstinencia”. Y llegamos a la conclusión que, a fin de cuentas, la gran consigna sexo, droga y rock and roll resume la temática que hace a la banda. Nos toca hablar, también y por suerte, de la mítica revista Cerdos y Peces ya que El Cuenco del Plata lanzó una edición especial, una recopilación de lo mejor de la publicación; el libro se llama justamente “Cerdos y Peces, lo mejor”. Y, a fin de cuentas, si habría que sintetizar el espíritu de la obra de Enrique Symns habría que recurrir al bendito trío sexo, droga y rock and roll.

De hecho, ya en el comienzo mismo de la antología y a través de una entrevista con Juan Mendoza, el creador de la revista habló del ambiente de redacción de la misma así: “Yo tenía una vida amorosa muy intensa y todo se mezclaba: había sexo en la redacción, o había sexo en el baño del bar de la esquina, y cocaína y alcohol, siempre. Uno de mis cadetes fue el cantante de Dos Minutos, el Mosca, y al llegar cada mañana lo mandaba al bar a buscar dos medidas de campari, una de vodka y pimienta. A las ocho de la mañana me zampaba eso, me tomaba el primer saque y arrancaba después de haber pasado cuatro días en el infierno, mezclado de historias de pistoleros”.

El libro está dividido en varias secciones, según el contenido que agrupan: además del reportaje que funciona como prólogo y de unas palabras actuales de Symns sobre su obra a modo de epílogo, están: Editoriales, Atropología de la vida cotidiana, A todo lo que usted no se atrevió con el sexo, El arte de preguntar, Tapas, Drogas: maravillas venenosas y Ficciones verdaderas.

Y entre todas esas miles de palabras recordadas, de ese montón de secciones, hay infinidad de cosas que explican por qué Cerdos y Peces jamás pasó al olvido. Por caso, se puede citar el comienzo de una editorial cualquiera, así elegida al azar: “Existe una sensación desesperada del alma, sensación que viaja entre la indignación y la decepción cuando se observa a los más jóvenes galgos de la locura amontonarse como ratas frente a la hermética puerta de la fama. La guitarra del grupo de rock Clap, en Domingos para la juventud, suena como el doloroso grito de las ratas al hundirse el barco de los sueños comienza a gritar: ‘Sálvese quien pueda’. Hay algo alucinantemente incomprensible que sucede en mis entrañas cuando observo a los coetáneos, a los compañeros de viaje, abdicar de su reino imaginario y entregarse, desarmados de sueños, con la bandera blanca de la necesidad, a los dueños de la colmena para que les entreguen el Premio Nobel de la Mediocridad”.

También hay procesos, juicios que se hacían a distintas cosas; al rock y a la cocaína por ejemplo, con fiscales y abogados defensores, jueces y fallos. Y textos de lo más graciosos, como “Últimos días de la pareja”: “Son buenas noticias. Nuestros amigos se están separando de sus parejas. Cada tanto llega uno y nos trae la noticia con cara de pesadumbre: me separé. Entonces, es una fiesta, todos lo abrazamos, traemos champagne y brindamos por ese nuevo misterio que se abre en la vida de nuestro querido amigo”. Asimismo, hay entrevistas de lo más interesantes: a Néstor Perlongher, Indio Solari, Tom Lupo, Rodolfo Fogwill, Tomás Abraham, Horacio Fontova. Hasta el propio Symns fue entrevistado para su revista. De treintena en treintena de página, irrumpen historietas de humor gráfico verdes o tests irrisorios, como para saber si uno está loco, y encuestas provocativas, como a quién matarías y de qué manera.

Es tanto el material recopilado sobre esta revista varias veces censurada, cerrada y resucitada, y de tanto valor, que es imposible referirlo todo. Debió ser complejo, por cierto, decidir qué poner y qué dejar afuera en esta antología, que presenta una edición a la altura del mito, con un diseño de colección con miles de tapas juntas, al frente y al dorso del libro. 

Dijo Symns, en el epílogo de esta producción, que espera no tener que decir más nada sobre la revista: “Confío en que estas líneas sean las últimas que escribo sobre la revista que inventé y que se instaló en mi vida como un alienígena que me aspiró y me devoró”. Sin embargo, después de leer y ver el material que supo publicar, parece difícil que no haya nadie que levante el teléfono, lo llame y le diga ilusionado: “¿Sacamos la Cerdos y Peces otra vez?”.