Osaturas 09 Abr 2015

Constelaciones instantáneas

La Voz del Interior | Carlos Schilling

Reseña de Osaturas, el último libro del gran poeta argentino Hugo Padeletti.

 
Cuando una gran poeta como Hugo Padeletti publica un libro, el verdadero significado de la poesía –imposible de definir y de determinar si no es en poemas concretos– se vuelve visible de pronto en la forma de un rayo o de cualquier otra incandescencia súbita. Uno comprende de inmediato que esa poesía parece surgir de una necesidad del lenguaje y que cada palabra no sólo es justa sino que induce a creer en la justicia poética. Comprende también que existen millones de otros poemas que se alejan o se acercan de ese modelo, el cual, sin embargo, no tiene ninguna pretensión de ser ejemplar sino simplemente ser.
 
Sólo con espiar la primeras páginas de Osaturas, es posible comprobar que no faltan lecciones éticas y estéticas en los poemas de Padeletti (“Nada/ que imponga su exabrupto// marcial/ produce la durable/ belleza/ de un destino”), pero lo que desborda de ellos es otra clase de maestría. Es un dominio de la percepción que siempre abarca un ámbito mucho más grande y más intenso de lo que los sentidos podrían captar. Como dice en los versos finales de “El ojo tiembla”, un poema en el que la naturaleza es una tensa extensión de posibilidades: “¡Cuánta peripecia ignorada,/ joyante o soterrada/ irrumpe de la espuma// del instante!”.
 
A la inversa de Canción de viejo (2003) –el libro anterior de Padeletti, menos arriesgado o más resignado a que el sentido se impusiera a las palabras–, Osaturas consigue fundir en un sola materia verbal el virtuosismo rítmico y lingüístico del poeta con su filosofía de la atención, entendida como expectativa y concentración en el presente. Un ejemplo, entre decenas, de algo que sólo puede calificarse como gracia o don: “LATIMOS EN EL PULSO// del presente/ que ya es ayer/ aunque siempre es ahora// Llora/ la lluvia en su momento/ y delira el trigal,// que remonta y se dora./La lectura es diversa, pero siempre/ presente sin ausentes// en la clara conciencia que no añora”. 
 
Hay una vibración constante como de colibrí en la poesía de Padeletti que este libro lleva al límite de la reverberación o de la exasperación. Aquí proliferan las rimas internas, los encabalgamientos, los saltos previstos e imprevistos entre versos largos y cortos. Una fiesta para la mente y para el oído que no se cansan de descubrir nuevas maravillas. Es ese nerviosismo virtuoso, ese arte de mago y de malabarista lo que evita toda solemnidad y toda presunción. 
Padeletti no sólo es capaz de acortar la distancia entre las palabras y las cosas sino también de transfigurarlas y de transformarlas en constelaciones instantáneas: “UN CLAVEL// Reina/ en la rama el pimpollo,/ Virrey temprano// del asombro./ Levanta/ su raíz// decanta el polvo”.