El collar del perro 23 Ago 2013

Inteligencia, sexo y violencia

El País | Montevideo | Carlos Ma. Domínguez

 

La cita es de Persio, en las Satíricas, V, y es el epígrafe con que el escritor brasileño Rubem Fonseca presentó los ocho cuentos de El collar del perro, un libro de 1965 que acaba de ser recuperado por la editorial argentina El Cuenco de Plata. No sólo tienen más de 40 años, son de una extraordinaria modernidad.

Nacido en Minas Gerais en 1925, Fonseca obtuvo el premio Camoes, el más importante de la lengua portuguesa, también el Premio Juan Rulfo, y ha trascendido internacionalmente por sus excelentes novelas policiales, abastecidas por el conocimiento preciso del crimen en Río de Janeiro que le dejaron sus años como policía y abogado. Pero es autor de una obra muy extensa (18 libros de cuentos, 11 novelas, además de guiones de cine).

De hecho, sólo el cuento que da título a este volumen es de naturaleza policial. Un operativo contra la banda de una favela coloca a un inspector alejado de la corrupción y las prácticas de tortura a la orilla de la ilegalidad. Pero como en la mayoría de las historias, la trama es el soporte de ironías, pasos de humor, percepciones psicológicas de notable agudeza y eficacia narrativa. Los recursos literarios forman la verdadera trama de sus relatos, le dan densidad y, finalmente, justificación, con independencia de sus desenlaces abiertos.

Hay en este libro varios cuentos magistrales: "Informe de Carlos", basado en los problemas de un hombre casado con su amante, y "Lo grande y lo pequeño", breve historia de un amor juvenil prohibido por las convenciones sociales. "La fuerza humana" se introduce en el mundo de los fisicoculturistas, sus ambiciones, sus tormentos, "Madona" acompaña los devaneos sexuales de un adolescente durante un fin de semana en que sus padres salen de viaje, "Los grados" se introduce en los juegos eróticos de un veterano con una amante joven, "La opción" es una sátira sobre un equipo médico dedicado a las operaciones de cambio de sexo, y "El grabador", un relato experimental de voces superpuestas que apenas esboza su historia. Pero todos juegan su fortuna en la presentación delirante de mundos reconocibles y cercanos, colmados por el deseo y sus limitaciones, las cadenas de una condición irredenta que se impone sobre los propósitos de los personajes, y muestran en su camino un reguero de vacilaciones disparatadas, piadosas y muy elocuentes de la fragilidad humana.

El sexo es uno de los temas centrales y Fonseca lo aborda con una inteligencia que incluye el humor, el amor, la distancia cínica, la parodia, la gravedad, el erotismo, con fraseos sencillos, gruesos o sutiles; tiene una visión madura del sexo. Puede ser lírico sin ser meloso, puede ser llano, pero nunca simple. Es la voz del escritor la que gana la partida del relato, de modo que puede uno dejarse llevar por las historias, no importa adónde lleven, con el goce de acompañar su mirada sobre asuntos serios o triviales. El camino está colmado de gracia y de agudeza.