Erótica del duelo 21 Jul 2009

Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca

Revista Letra Viva | Aída Miraldi

 

Jean Allouch es un autor am­pliamente conocido en ambas márgenes del Río de la Plata. Des­de su "Freud y después Lacan", de 1994, pasando por su trabajo so­bre el crimen de las hermanas Papin ("El doble crimen de las hermanas Papin", escrito conjun­tamente con E. Porge y Viltard), el texto sobre Marguerite-Aimée, la protagonista de la tesis laca­niana sobre la psicosis ("Margue­rite, Lacan la llamaba Aimée") hasta sus más recientes publica­ciones, sus escritos son objeto de estudio para psicoanalistas y psi­cólogos y su presencia en nues­tros países convoca el interés de un público numeroso y califica­do.

Aquí, el punto en cuestión es la concepción psicoanalítica del duelo, tal como Freud la teoriza­ra en "Duelo y Melancolía" (1915). A partir de su insatisfac­ción con esta versión del "traba­jo de duelo”, de una experiencia vital propia y angustiosa (Allo­uchjoven quedó huérfano de pa­dre, y como padre que pierde a una hija, una pesadilla), la lectu­ra lacaniana de Hamlet y el tex­to de Kenzaburo Oé "Agwii, el monstruo de las nubes" le sirvie­ron de motor para la elaboración de este texto.

¿Cuál es el origen de su insa­tisfacción con la lectura freudia­na? Una incomodidad general con la, metapsicología freudiana y, en especial con la metapsicología del duelo. "Duelo y Melancolía" es, para Allouch, un condensado de las desprolijidades freudianas en el campo de la metapsicología, se apoya en un clínica psiquiatrita y no psicoanalítica, expone de modo parcial y no crítico algunas ideas referentes al duelo, contra­dice otros escritos de Freud.

La postura freudiana nos hace creer que "sabemos" cuál ha sido el objeto de la pérdida (pretensión abusiva), no nos permite saber en que se ha convertido el muerto, no lo aborda como una experien­cia erótica, no considera las va­riaciones históricas del duelo y de la relación con la muerte, y, so­bretodo, marca al objeto perdido como reemplazable.

Paradojalmente, señala el au­tor, esta versión que propugna como esencial el trabajo de duelo, se ha vuelto canónica. "Prueba de realidad", "trabajo de duelo" "ob­jeto sustitutivo" se han transfor­mado en nociones de por sí evi­dentes y equivalentes a reglas. Reglas que, incluso, deben orien­tar al psicoanalista para la con­ducción del proceso analítico del paciente.

Allouch examina la posición de Melanie Klein, quién ubica al fin del trabajo de duelo el estable­cimiento dentro de sí del objeto perdido., aspecto que en Freud se­ría inicial, y concluye que el apor­te freudiano se encamina más ha­cia la teorización de la melancolía que a la del duelo. Analiza uno a uno los rasgos que caracterizan a aquella, sus semejanzas y diferen­cias con éste y el papel que en el trabajo freudiano juega la Psicosis Alucinatoria de Deseo de Meynert.

El destino del objeto perdido, que Freud piensa, en definitiva, sustituíble, es para Allouch la pér­dida definitiva y este objeto es un pedazo de uno mismo: el muerto se marcha, llevándose consigo un trozo del vivo doliente que per­manece. El objeto, tanto para Allo­uch, como para Lacan, será un objeto único, irremisiblemente perdido e insustituible.

Examina, entonces, los apor­tes de G. Gorer y de Ph. Ariés, que relativizan e historizan los con­ceptos psicoanalíticos, situándo­los como un avatar de la "bella muerte romántica", confrontán­dolos a los rasgos que presenta la muerte actual, "muerte salvaje" o "muerte excluida" (como la deno­mina Ariés), nombre que el autor reemplaza por "muerte seca"

¿Qué decir de la postura laca­niana sobre el problema del duelo y la melancolía? Lacan no escri­bió ningún texto sobre el duelo ni sobre la melancolía y Allouch dis­crepa abiertamente con los inten­tos de algunos epígonos de la con­cepción lacaniana de atribuirle una. Si este autor no construyó una teoría sobre esto, cabe pen­sar que no consideró pertinente semejante empresa: una absten­ción sin palabra, en un estilo que le era habitual. O bien desinterés, aunque el paradigma Real - Sim­bólico - Imaginario podría ser aplicado a la teoría sobre el duelo y la melancolía. Pero en su estu­dio de Hamlet Lacan sí aborda el punto, anunciando una nueva teo­ría y proponiendo una innova­ción en la función del duelo, a partir del ternario R.S.L. Hamlet es, para Lacan, un paradigma del duelo y el itinerario de Allouch va desplegando sus ideas, tal como fueron expuestas en su Se­minario. Lacan incorpora la ver­sión freudiana, enfatizando lo sim­bólico del trabajo de duelo, y se­ñalando que no puede ser concluí­do sólo en ese nivel. "El objeto del deseo como el del duelo, se constituye en una vía descenden­te del simbólico hacia el imagi­nario y es únicamente allí que puede ser constituido en el real como objeto radicalmente perdi­do"

De la literatura, pero ahora fruto de la propia lectura, provie­ne otro de los aportes al texto de Allouch: la novela de Kenzaburo Oe, "Agwii, el monstruo de las nubes". Ella aporta otra versión del duelo. Allouch, inicialmente atrapado por otra novela de Oé, "Una cuestión personal", encuen­tra en "Agwii ..." (o Ajó, como elige él llamar al monstruo de las nubes) una confirmación de su idea: el duelo exige un sacrificio, un "gracioso" sacrificio (el autor utiliza la palabra gracia en su acep­ción de don o concesión) "que consagra la pérdida al suplemen­taria con un pequeño trozo de sí". Un estudio cuidadoso, escena a escena, de la obra en cuestión, le permite desplegar su idea de tres tiempos del duelo, en paralelo con "Inhibición, síntoma y angustia". Entonces, para quién está de due­lo, el horror surge en función de la medida de la no realización de la vida del muerto. Instante del ver, correspondiendo a la inhibición, donde no es cuestión de los he­chos, sino de aquello que toda vida tiene de definitivamente inacaba­do.

Habría luego un tiempo del duelo, tiempo para comprender (síntoma) que desembocaría en el momento de concluir que esa vida fue cumplida. (angustia): "El due­lo no es solamente perder a al­guien (un `objeto' dice un tanto intempestivamente el psicoanáli­sis) es perder a alguien perdiendo un trozo de sí".

Diez años hace que este libro fue publicado por primera vez en español. La edición actual permi­te constatar su vigencia: texto polémico, erudito, nos lanza a la travesía que Allouch propone, re­planteando una cuestión capital de la clínica psicoanalítica. La pre­sente edición tiene una presenta­ción cuidada, que realza el mate­rial gráfico que la acompaña, y una atrayente diagramación de tapa, aspectos que agregan un plus a su lectura.