El navío Night / Aurelia Steiner 21 Jun 2007

Huellas, llamadas, escrituras

El Litoral | Redacción

 

En 1978, Marguerite Duras filmó "El navío Night", con la actuación de Bulle Ogier, Dominique Sanda y Mathieu Carrière, y ese mismo año se publicaron tanto el texto que estuvo en la base de la película como el definitivo, de alguna manera signado por la trasposición fílmica. La historia, nos cuenta la autora en un prólogo, le fue relatada por el joven que la había vivido en carne propia y que aceptó grabar su narración, aunque luego, al leer el primer estado del texto, sentenció que "todo era cierto, pero que él no reconocía nada".

Un sábado a la noche de 1973 un joven de 25 años está trabajando en un centro de telecomunicaciones. Se aburre. Tiene lo que Duras llama "algunos números de conexión con el abismo telefónico". Los marca. Y así aparece ella, la voz de ella. Hablan y él le da su número de teléfono; ella no el suyo. Y comienza una serie infinita de llamadas en las que se describen, se cuentan lo que hacen. Él le miente, le dice que trabaja en un fábrica, que regresó de Chica, que estudia medicina. Quizás ella también mienta acerca de su enfermedad, de su encierro, pero él le cree. "Durante noches y noches viven con el teléfono descolgado. Duermen contra el tubo. Hablan o se callan. Gozan uno del otro".

Con su inconfundible estilo a la vez elíptico y certero, puntual y evasivo, Duras construye una historia apasionante con este navío Night detenido frente a la noche de los tiempos.

La edición que presenta El Cuenco de Plata incluye "Cesárea", un rápido y deslumbrante texto sobre la reina de los judíos, la mujer reina de Samaria capturada, raptada, llevada al exilio sobre un navío romano; "Las manos negativas", que aluden a las pinturas de manos halladas en las cuevas magdelenianas de la Europa Sud-Atlántica, esos contornos de manos azul, negro, rojo; manos de treinta mil años, y "Aurelia Steiner", que en verdad incluye tres escritos confesionales de tres jóvenes de 18 años, las tres hijas de profesores; una vive en Melbourne, la otra en Vancouver y la otra en París; tres historias de separaciones y persecuciones: "Llamaste durante tres días desde el extremo de tu soga, gritaste, repitiendo sin tregua que una niña llamada Aurelia Steiner acababa de nacer en el campo, pediste que la alimentaran, que no fuese entregada a los perros. Aullaste, le suplicaste al mundo que no se olviden de la pequeña Aurelia Steiner."