El navío Night / Aurelia Steiner 10 Jun 2007

Una amalgama de dolor y belleza

Perfil | Redacción

 

Quien alguna vez fue espectador de las películas de Marguerite Duras quizá recuerde imágenes como cuadros, diálogos en el límite de la mesura, sensaciones. Y si ese espectador ha transitado por sus textos, completa un círculo escrito con la misma tinta, con el mismo aliento. Porque lo que tienen los filmes y buena parte de su narrativa es un nivel de pregnancia, como pocas en la literatura contemporánea. Una obra que se va adelgazando en la imposibilidad de dar cuenta, acabadamente, de lo que las relaciones humanas pueden generar. Un “grito”, como ha llamado la crítica a esa voz, que resuena, por encima de las estridencias de las modas literarias. C’est tout, concluía M.D., su vida y su obra, hace tan sólo once años. Y con ella, los muchos libros, los inevitables guiones. Una vida enteramente dedicada a la escritura. De una adhesión casi programática al Nouveau Roman, a un minimalismo lírico y exasperante. En medio, la gestación de una voz y una mirada única, irrepetible. 

La edición de El navío Night y Aurelia Steiner, en la ajustada traducción de Silvio Mattoni, reencuentra a lectores y espectadores con el brillo de su prosa. Un volumen que contiene, además, los guiones de Cesárea, Las manos negativas y las “versiones” Melbourne, Vancouver y París de Aurelia Steiner. Y de uno a otro, esa voz que dice del deseo y de sus imposibilidades; tensiones poéticas que permiten una lectura repleta de imágenes sugerentes, nunca explícitas, en definitiva, un universo. “El silencio es tal que recuerda el campo. Un valle tranquilo… a tal punto que un enjambre de mariposas se confundió. Atravesó el silencio, el abismo de la ciudad…” 

En breves textos periodísticos, M.D. escribió sobre Aurelia Steiner (recopilados en edición española bajo el título Los ojos verdes), atendiendo a lo que el público le devolvía: “Alguien vio la película y dijo haber creído que Aurelia existió realmente en una ciudad lejana y que lo que yo había hecho era conseguir sus escritos para hacer con ellos películas”; y más adelante: “Es ella quien habla en mis películas. Lo único que hago es escucharla e interpretar su voz, a cada palabra, a cada segundo…”. 

Reecuentro o primera vez, la belleza y el dolor amalgamados en una lectura ineludible. Una edición para celebrar porque, como sus personajes, Duras vuelve “desde el exilio de la noche, desde el reverso del mundo…”.