Poesía total 10 Sep 2022

Ese rayo bahiano que Caetano pasó a canción

Revista Ñ | Mario Nosotti

Poesía total ofrece canciones, traducciones, fotografías y obra gráfica de Waly Salomão, el artista bahiano que fue un faro de su generación.

 

Poeta inclasificable, figura ineludible de la contracultura brasileña, pionero del tropicalismo, provocador y enemigo del término medio, Waly Salomão compuso una obra que no es solo la escrita sino que incluye su vida misma, que al decir de algunos era una especie de happening continuo.

Nacido en 1943 en Jequié, “un pueblo de vagabundos y bandidos” al sureste de Bahía, editó con su amigo Torquato Neto la revista Navilouca, que con un solo número marcó un antes y después en la forma de entender la poesía en su país. Parte de la bohemia artística de Río y San Salvador, fue socio creativo de nombres como Caetano Veloso, Maria Bethania, Gal Costa, Alcione, Os Paralamas do Sucesso, Luiz Melodia y Cazuza, quienes entre muchos otros grabaron sus canciones.

Viajó a Nueva York en 1974, donde creó sus Babilaques, perfomances poético visuales en libretas y cuadernos de espiral. Conoció a Allen Ginsberg en la Gran Manzana y allí compartió casa con Hélio Oiticica, otro gran innovador del que se haría amigo y de cuya mutua influencia creativa nacería años después su Hélio Oiticica: Qual é o parangolé?, mezcla de teoría, crónica, diario personal y poesía. Allí conoció también a Marta Braga, compañera de vida y arte y madre de sus dos hijos.

Amante de las literaturas populares, las leyendas y cultos africanos de su nordeste natal, lector en varias lenguas, en los libros de Waly es posible leer una explosión de registros, de experimentos gráficos que retuercen y amplifican la lengua brasileña: “Yo quise asimilar diferentes tradiciones, quise adueñarme de diferentes lenguajes. Me parece muy limitado el poeta monóglota, aislado en su propia lengua”.

Waly Salomão es capaz de interpelar y sacudir cantando, de hilvanar una pluralidad de voces y sonoridades, de albergar en sus versos la belleza del Brasil profundo, el de los marginados, el que sabe de ritmos y de ritos, el que aprende la transa para sobrevivir (como en “Apuntes del Pab Dos” un texto alucinado escrito en prisión), y cuenta con la mano de algún orixá para salir de apuros si hace falta.

En su primer libro Agarrame que me da un ataque (1972) especie de Gran Novela “escrita por un lumpendelirante”, escribe: “Poeta: ni en casa ni en la calle logro poner en práctica el programa equilibrado –Correr y no Tropezar. Para crear necesito superar el dolor. Estoy frágil, cualquier rayo me alcanza en el balcón del último piso.”

Poesía total ofrece por primera vez en edición bilingüe Agarrame que me da un ataque, Gigoló de bibelots, Algarabías, Labia, Tasa de embarque y Pescados vivos, la obra completa de Waly Salomao. Bárbara Belloc y Teresa Arijón, traductoras, responsables de la selección y el prólogo, trabajaron directamente con el poeta en su departamento de Río de Janeiro consultándolo sobre expresiones lingüísticas propias de la gíria, descubriendo coincidencias entre la jerga callejera carioca o bahiana y nuestro lunfardo.

Como dicen las prologuistas el Yo de Salomão abraza lo existente, las leyes de la Otredad están para él perimidas desde el vamos: “Nada que se me acerca nada me es extraño / fulano zutano mengano / sea piedra sea planta sea animal sea humano” En 1997 obtuvo el Premio Jabutí por su libro Algarabías y en 2003, poco antes de morir, el gobierno de Lula da Silva lo designó Secretario General del Libro y la Lectura cuando el Ministro de Cultura era nada menos que Gilberto Gil. En el documental Pan Cinema Permanente, realizado por Carlos Nader, es posible seguirlo en sus viajes, escuchar testimonios de amigos, declamaciones suyas, y oírlo cantar sus canciones.

De aquél que escribió “Tengo hambre de convertirme en todo lo que no soy”, dijo Caetano Veloso: “Su absoluta libertad nos asombraba y también nos hacía reír. Waly marcó nuestro tiempo y abrevó en las aguas del tiempo. Leer su poesía ahora es un acto vital y contribuye a entender nuestra historia”.