Las tierras occidentales 10 Ene 2021

El final de las palabras, comentario de "Las tierras occidentales"

La Voz del Interior | Javier Mattio

Las tierras occidentales cierra la trilogía "del espacio" de William S. Burroughs, a su vez culminación del proyecto literario del escritor estadounidense.

 

Expresión triunfal de un legado radioactivo, Las tierras occidentales cierra la última y legendaria trilogía "del espacio" de William S. Burroughs (EE.UU., 1914-1997), uno de los escritores más radicales e irreverentes del siglo 20.

Si la sátira social esperpéntica destacaba en El almuerzo desnudo (1959), la experimentación lingüística en la "trilogía Nova" (1961-1963) y la gelidez autorreferencial en Yonqui y Queer (1953), en este tríptico desmesurado concebido en la década de 1980 Burroughs pone todo en la licuadora a la manera de un Bosco informalista.

Jinetes galácticos, cultos ancestrales, piratas libertarios y detectives de ultratumba pululan por las épocas y territorios quebradizos de Ciudades de la noche rojaEl lugar de los caminos muertos y el presente libro, que El Cuenco de Plata presenta en nuevas traducciones entregando a la circulación un corpus hace rato inconseguible.

Burroughs convierte en estilo el lema de su alter ego Hassan i Sabbah, el Viejo de la Montaña: “Nada es verdad, todo está permitido”. Argumentos, descripciones, diálogos y anécdotas se desintegran como convenciones rancias en el magma de una prosa lírica y convulsa, rica en visiones.

Símbolos y deidades egipcias, la CIA y el Pentágono, animales y seres fabulosos, locaciones de trazado biográfico como Tánger, St. Louis y Nueva York y virus y pandemias que hoy suenan magnificados se yuxtaponen en visiones poéticas de una extraña belleza: Las tierras occidentales sea tal vez uno de los textos más contemplativos y preciosistas que ha dado el autor, y también uno de los más herméticamente divertidos.

Burroughs juega con su mito, se mete a sí mismo en el compuesto haciendo desfilar décadas y experiencias a través de una jocosa trituradora. Al comienzo y al final yacen el escritor con su soledad, su gato y sus documentos, que libra una misión de sublimación trágica: “El viejo escritor no podía escribir más porque había llegado al final de las palabras, el final de lo que puede hacerse con palabras”, puede leerse.

A otro nivel, la trilogía “del espacio” le sustrae el velo al tiempo en su desplazamiento revolucionario por la superficie de lo real, operación conjurada en un collage de aventuras sobrenaturales de personajes sumidos en una conspiración total.

La errancia por las “tierras occidentales” –páramo subterráneo que atraviesan las almas en su rumbo trascendente– designa el desenlace de una batalla contracultural de proporciones cósmicas, acaso contra la propia muerte, a la que Burroughs enfrenta con salvaje libertad.