La construcción del superhombre 19 Jun 2019

La demolición de los ídolos filosóficos

Revista Metacultura | Martín Chiavarino

 

Polémico y adepto a las controversias, Michel Onfray es un filósofo francés que rehúye del prestigioso academismo de su país con un discurso que reivindica el hedonismo, el vitalismo, un individualismo anarquista realista inserto en la economía capitalista, un ateísmo militante y un materialismo enmarcado dentro de la tradición filosófica de izquierda heterodoxa no militante cercana al pensamiento libertario individualista que tuvo representantes tan disimiles como Roland Barthes, Michel Foucault y Gilles Deleuze. En manifiestos que tuvieron gran repercusión en Europa, Onfray atacó a las religiones en su Tratado de Ateología: Física de la Metafísica (Traité d’athéologie, 2005) y propuso un materialismo hedonista como filosofía del Siglo XXI en Manifiesto Hedonista (Manifeste Hédoniste, 2006), sin duda los dos ejes fundamentales de su pensamiento.

En la séptima parte de su Contrahistoria de la Filosofía, una obra que comenzó con la publicación de Las Sabidurías de la Antigüedad: Contrahistoria de la Filosofía I (Les Sagesses Antiques- de Leucippe à Diogène d’Oenanda, 2006), Onfray continúa con su análisis de diversos filósofos relegados a un segundo plano según las modas de los académicos franceses y europeos, o malinterpretados, como es el caso de los filósofos en cuestión. En La Construcción del Superhombre (La Construction du Surhomme, 2011) el autor de La Comunidad Filosófica: Manifiesto por una Universidad Popular (La Communauté philosophique: Manifeste pour l’Université populaire, 2004) analiza y propone un paralelismo entre las ideas de los dos filósofos que retomaron en la misma época el concepto de superhombre en su pensamiento, Jean-Marie Guyau y Friedrich Wilhelm Nietzsche. Al igual que en el resto de los tomos de la Contrahistoria de la Filosofía, Onfray analiza las ideas de Guyau y de Nietzsche a través de la biografía de ambos autores, contrastando el pensamiento constantemente con las vivencias.

Dividido en dos capítulos, una introducción y una conclusión, la obra discurre sobre la vida sublime a partir del abordaje del concepto de superhombre por parte de los dos filósofos. Onfray trabaja sobre las diferencias y las similitudes entre el pensamiento de ambos filósofos, con más afinidad hacia Nietzsche y bastantes más pruritos para con las ideas del contradictorio y olvidado Guyau.

A través de las principales obras de Guyau, Esbozos de una Moral sin Obligación ni Sanción (Esquisse d’une Morale Sans Obligation ni Sanction, 1884), La Irreligión del Porvenir (Irréligion de L’Avenir, 1886), La Moral Inglesa Contemporánea (Morale Anglaise Contemporaine, 1879), La Moral de Epicuro (Morale d’Epicure, 1878) y Problemas de la Estética Contemporánea (Problèmes de L’Esthétique Contemporaine, 1884), Onfray se introduce en las palabras del febril escritor francés del Siglo XIX para rescatar del conjunto de su obra la máxima de que el vitalismo es un hedonismo. La precaria salud de Guyau se convierte para Onfray en el motor de un pensamiento que intenta escapar a través de la voluntad y del intelecto de las constricciones de la carne. Para Onfray el pensamiento y la carne están estrechamente relacionados y la enfermedad y la postración marcan las ideas de superación de la condición humana, transmutación que tendrá en la obra de Friedrich Nietzsche un lugar preponderante.

En el segundo capítulo, Friedrich Nietzsche o “aprender a regocijarse mejor”, Onfray analiza el pensamiento del filósofo alemán a partir del contraste entre las obras y el cuerpo, los instintos y las exigencias fisiológicas del mismo. Es estos intersticios entre los viajes, las cartas, la escritura y los dolores y los pequeños placeres, Onfray recupera para su pensamiento vitalista uno de los corpus filosóficos más capitales de la filosofía occidental. La filosofía surge aquí del inconsciente, de una necesidad corporal de realizar la voluntad de la propia potencia. Onfray recupera a Nietzsche como un filósofo cuyas ideas y pensamiento se forjan en el organismo, en la lucha entre las distintas fuerzas corporales que en su fricción generan las revelaciones que el pensador alemán plasmó en sus categóricos y radicales textos.

Debido a la continua y persistente labor de tergiversación de la obra y del pensamiento de Nietzsche en la primera mitad del Siglo XX, especialmente a cargo de la hermana del filósofo, Onfray sostiene que la obra de Nietzsche debe ser analizada a partir de la totalidad de su producción, no de una parte, y menos que menos de La Voluntad de Poder (Der Wille zur Macht, 1906), aquel texto infame publicado por Elisabeth Förster-Nietzsche y Peter Gast a partir de manuscritos y aforismos sueltos encontrados entre las notas del autor de El Anticristo (Der Antichrist, 1895), que no componen ni un texto coherente ni tampoco son todos obra de Friedrich Nietzsche. Onfray dedica gran parte del capítulo a explicar el origen y las consecuencias causadas por La Voluntad de Poder, un texto apócrifo con frases de otros autores atribuidas al pensador alemán.

Entre críticas a las diversas interpretaciones sobre Nietzsche a lo largo del Siglo XX que tienen como destinatario principal al filósofo francés Gilles Deleuze por su libro Nietzsche y la Filosofía (Nietzsche et la Philosophie, 1962), La Construcción del Superhombre resalta la anticipación de Nietzsche de algunas cuestiones de la fenomenología y del concepto de inconsciente, ofreciendo un punto de partida para comprender el pensamiento de Nietzsche como un pensamiento vivo, cuya obra es su terapia y el superhombre su legado.

Para Onfray, Nietzsche comparte con Guyau la propuesta filosófica de un hedonismo vitalista opuesto al nihilismo europeo, respuesta decadente a la muerte de Dios, o sea, al eje central de los estancados valores de Europa. Ambos filósofos marcan la culminación de los devaneos metafísicos y abren el camino a un pensamiento realmente materialista que le permite a Onfray defender la tesis respecto de la necesidad de partir de los autores y de sus pensamientos para superarlos en lugar de adentrarse en ellos para adherir a sus ideas. Leer a Nietzsche y a Guyau es para Onfrey discutir con ellos y utilizarlos como trampolín hacia nuevos caminos filosóficos inexplorados tal como expresara el filósofo alemán en la conclusión de Aurora (Morgenröte, 1881)

La Construcción del Superhombre es hasta ahora la última publicación en español de la Contrahistoria de la Filosofía. Editada por El Cuenco de Plata, al igual que El Eudemonismo Social (L’eudémonisme Social, 2008) y Las Radicalidades Existenciales (Les Radicalités Existentielles, 2009), la obra fue traducida por Alcira Bixio para la colección de Teoría y Ensayo de la editorial argentina. El libro también incluye un apartado sobre la bibliografía utilizada para componer el trabajo y la dejada de lado, una cronología para trazar un paralelismo entre ambos autores, un índice analítico y onomástico, y un índice de obras citadas.