Querelle de Brest 04 Ene 2019

Locas por Querelle

Soy | Página 12 | Walter Romero

La editorial El cuenco de plata acaba de sacar a la luz una traducción de Tununa Mercado de Querelle de Brest, la historia del marinero más abominable, maravilloso e hipersexual. Una oportunidad para leer aquel tratado universal de la abyección que Jean Genet, la loca madre, nos dejó.

 

Acaba de publicarse una traducción argentina de Querelle de Brest (1947) de Jean Genet (1910-1986), acaso una de las novelas imprescindibles del eros homosexual en Occidente. Esta nueva traducción –a cargo de Tununa Mercado, la célebre y joven autora de 79 años, recordada entre otros por su erótica Canon de alcoba– nos permitirá leer (o releer) los devenires morales y sexuales del personaje de Querelle sin ahorrarnos  –en su traslación del complejo argot de chulos, putos y matones– palabras que se clavarán cual tachas en un imaginario íntimamente nuestro. Si Sebreli recordaba los bares homosexuales del Bajo donde los marineros acudían a descargar, reimprimiremos con esta traducción (plagada de garches, vergas, fasos y culeados) nuestras impresiones vernáculas a este tratado universal de abyección que  Genet, la Loca Madre, nos legó.

2 Es fama que, como Las criadas, inspirado en una canción de Cocteau (Anna la bonne: disponible en spotify) y en el caso de las hermanas Papin, Querelle de Brest tuvo su origen en una canción de marineros de la Primera Guerra (L’étoile du marin: disponible en spotify) y en una panoplia de asesinos que arman las múltiples aristas de este marinero asesino que es Querelle. Novela acusada de melodrama que erotiza el falo, el “realismo” de Genet es alambicado y religioso y busca demostrar, como si de un teorema se tratase, que en “la noche de las vergas” hay un mundo abominable y maravilloso. La novela tiene mucho de cuentos de hadas negro e hipersexual, amasijo de referencias en el que un muchacho hermoso (un Hansel sin Gretel) viaja por senderos de agua y desciende en un puerto para entregar paquetes de opio a ogros que le señalarán la bragueta: el más peligroso de los tesoros está entre las piernas. El narrador dirá que ésta no es tanto una historia sino una serie de aventuras en cámara lenta, no con el objetivo de causarle espanto al lector sino más bien en busca de un efecto parecido al que “los dibujos animados logran a veces”.

¿Quién es Querelle? Es el más exitoso de los asesinos inventados por Genet: su buena estrella hace que nunca lo capturen y que en cada nuevo crimen se realice. Es un chongo angelado, ya como ángel del Apocalipsis o como ángel de la soledad, pero con mucho sexo. Es en sí mismo una nave insignia que transforma su deseo ante cada vicisitud humana: de modo tal que se vuelve destructor  de otras identidades y de la propia, conocedor de que porta en sí un arma de impredecible mutación llamada falo. Querelle viene a confirmar que no hay virilidades totales y que la mostración de cualquier homosexualidad triunfante siempre conlleva dosis de melancolía. Querelle es el chongo eterno que sabiéndose bello (y desde ese enhiesto orgullo) descubre que acaso la belleza es una de los más imponentes obstáculos a vencer: sólo el crimen la revierte. Querelle no expresa tanto a la homosexualidad en sí, sino al momento del paso al acto a una homosexualidad o bisexualidad rampantes. Querelle es un alegre suicida moral que representa todos los marineros solitarios del mundo, hijos de la mar que es madre de posesión y de abandono. Toda la novela se centra en la clave onomástica de ese nombre Querelle –entendido como combate, reyerta o pendencia– donde cuerpos empavesados, protegidos por uniformes (el de “marinerito”, el mameluco de los albañiles, las ampulosas capas de los tenientes o las chaquetas fúnebres de los policías) arman –en su “fatalidad vestimental”– una danza de entera desolación. Querelle es esto: un regio asesino, traficante y marinero bisexual que expía sus luctuosas hazañas mediante sesiones de sometimiento. Querelle es un fauno extraviado.

4 Genet comenzó a escribir Querelle el 13 de marzo de 1945. Sus títulos tentativos fueron: “Trueno de Brest”, “Los misterios de Brest” (en alusión a un memorable folletín policial) o el más anatólico “Querelle de Egipto”, espacio africano pensado siempre por Genet desde sus épocas carcelarias como “tierra de promisión”. En principio no era Querelle el nombre del protagonista sino del barco que lo traía, que finalmente se llamó Vengador. Es fama que fue Adrienne Monnier -que “regenteaba” junto a su amante Sylvia Beach una famosa librería parisina- quien le obsequió a Genet durante la redacción de Querelle un ejemplar inspirador de Billy Budd, marinero, de Herman Melville. La mítica primera edición de 525 ejemplares sin firma apareció en 1947: la edición incluía 29 famosos dibujos eróticos de Jean Cocteau, Loca Máxima y mentor de Genet. El libro fue rápidamente enjuiciado y Genet condenado a ocho meses de prisión y al pago de una multa más que abultada.

¿Por qué Brest? La Brest imaginaria está basada en una Brest real, ciudad oscura y violenta que apoyó al nazismo y donde muchos jerarcas se refugiaron después de la guerra. Perfecto escenario de homosexualidad y crimen, Brest será para los marineros un punto de apoyo desde donde descansar de la ola femínea y perpetua del mar. Brest es muelle cargado de cadenas, de mogotes y de amarraderos; puerto fálico que usa como faro la disposición de torres a modo de oscuras pijas gigantes de granito (que Fassbinder “corporizó” muy bien en su mítica versión cinematográfica de 1982). Para Genet, los nombres de los personajes y los lugares de ese puerto de elección se volverán verbo (y orografía) del deseo. Genet hará de Brest un gran puerto de empalmes, hecho de suma de otros puertos de sexo y ensueño viril como Cádiz, Beirut, Shanghai, Casablanca, Marruecos, Alicante o Amberes, donde Querelle ya robó o supo matar. El mapa de Brest está hecho de dockes, puentes, callejuelas, poternas, meaderos y un neurálgico burdel llamado La Feria, donde la presencia de todo aquel que se asuma como marica despierta asco. Genet se inspiró para la construcción de este antro en la casa de tolerancia de Madame Petit que la Barcelona de principios de los años treinta –según cuenta Juan Goytisolo– Jean vio los mejores espectáculos de transformismo de toda su vida.

6 El tema central de la obra acaso sea el amor de los parecidos. Querelle se encontrará en Brest con su hermano Robert, de semejanza apabullante. Será Madame Lysiane, la patrona del burdel, quien se haga cargo de discernir la compleja maraña de gemelaridad o juego de dobles permanente: cuando ve por vez primera a Querelle creerá que se trata de Robert disfrazado de marinero. El doble es lo monstruoso en tanto amor de hermanos que se aman/odian hasta parecerse aún más o compartir a esa misma –intrusa y borgeana– mujer. Sólo a través del “lujo de los espejos” la verdad se refleja y Querelle será una imagen multiplicada que se revela en tensión con los Otros: con el emperifollado Mario con quien armará la pareja imposible del asesino y el policía, con el teniente Seblon en un juego de seducción barroco, con el tiernito soplón de Dedé, y, fundamentalmente, con el asesino Gil Turko –homenaje nada velado al serial killer Gilles   de Rais– en el que Querelle encontrará  –unidos y cementados en el crimen–     a su único amor. Rainer Werner Fassbinder, Loca Compleja y Genial, hará que en su versión fílmica los personajes de Robert y de Gil sean interpretados por un mismo actor (Hanno Pöschl).

Para Genet la única forma de expiar un crimen es lavando su falta. Luego de matar a Vic, Querelle se entrega a un “ejercicio de sodomización” en la que la monstruosidad de los contactos masculinos purifique su alma. Cuando Nono lo penetra brutalmente a Querelle se le para: sólo se le para como les ocurre a los ahorcados. Each man kills the thing he loves…