12 Dic 2013
Télam | Leticia Pogoriles
En los dos últimos años, en Argentina, se han realizado charlas y encuentros aislados sobre Clarice Lispector, pero el próximo sábado será la primera vez que se organiza una jornada cultural, artística y abierta en el Museo del Libro y de la Lengua, en simultáneo con varias ciudades de Brasil y España.
Esta sincronicidad de latitudes en torno a la autora de obras como "La hora de la estrella", "Aprendizaje o el libro de los placeres" y "Un soplo de vida", su novela póstuma, es la prueba tangible de la proyección internacional que despliega y se reactualiza, a casi 40 años de su muerte.
Clasificada como un clásico, Lispector inundó de misterio su obra y fue recelosa de su vida íntima, ni siquiera hay certeza de la edad que tenía al morir porque alteró su partida de nacimiento. No era amable con la prensa y su propia iconografía la muestra en esa atmósfera enigmática que aman y celebran sus seguidores.
Inspirado en el Bloomsday de Joyce que se hace todos los 16 de junio en las calles de Dublín, "La hora de Clarice" en la plaza del Museo del Libro y de la Lengua (Las Heras 2555)de Buenos Aires comenzará a las 16 con un variopinto de actividades culturales y artísticas gratuitas distribuidas en tres plataformas.
Organizado por Gonzalo Aguilar, Carmen Güiraldes y Constanza Penacini, habrá un taller de artes plásticas para niños y adultos a partir de fragmentos de "Agua Viva" con Fabiana Barreda, Marcela Cabutti y Julia Vallejo Puszkin y performances con Andrea Servera, Fabiana Capriotti, Jimena Pérez Salerno y Debora Diskin.
La música estará a cargo de Rosal, Sebastián Schachtel, Liza Casullo, Gabriela Comte, Federico Joselevich y Adi Azicri y el Cuarto del loco; lecturas performáticas con Marina Mariasch y Anahí Mallol; un workshop de fotografía; una mesa con Florencia Garramuño, Amalia Sato y Paula Bombara; además de puestos de comida brasileña y venta de libros.
"Es la primera vez que se hace aquí un evento como en el resto del mundo, con charlas y artes, como la pintura, ya que Clarice pintaba y escribió mucho sobre eso; también era amante de la música. Será un evento con referencias de su literatura", invita Constanza Penacini, editora e investigadora de su obra.
Lispector (Ucrania 10 de diciembre de 1920-Río de Janeiro, 9 de diciembre de 1977) definía su estilo como un "no-estilo" y dejó ocho novelas, ocho volúmenes de cuentos y cuatro libros de niños, además de innumerables crónicas periodísticas. Estuvo en la Feria del Libro de Buenos Aires en 1976 y, por esos días, no se la había ubicado en el canon, ni gozaba aún del brillo propio.
Para entender la fascinación que genera Clarice hoy en la Argentina, hay que volver a los 80 cuando la escritora francesa Hélène Cixous la internacionalizó y la referenció como una escritura elaborada y vinculada a "repensar la experiencia social y cotidiana desde lo íntimo", explica a Télam, Gonzalo Aguilar, director de la Colección Vereda Brasil de Corregidor, titular de la Cátedra de Literatura brasileña y portuguesa de la UBA.
Sus libros editados por la española Siruela resultaban muy caros para el lector local y, en la última década, tres sellos argentinos apostaron a reeditarla: Corregidor, Cuenco de plata y Adriana Hidalgo y, así, la nueva circulación llegó a un público masivo, además de tender un puente con la narrativa brasileña.
"La importancia -dice Aguilar- es la inflexión femenina en su escritura; el modo en que trabaja la experiencia, los sentimientos y los afectos. Es una combinación perfecta de experimentación y narrativa, algo muy actual. Tiene textos inclasificables como `Agua viva` y otros donde reflexiona sobre el lugar del escritor frente a la representación de sectores sociales marginales".
Lo vigente de Lispector es la perfección de "la política de los afectos" amalgamada en una escritura de ideas, en manos de una mujer que se construyó a si misma como un mito "con un aura de misterio", dice el especialista. Clarice no defrauda porque en su obra "se puede leer algo nuevo en cada época", subraya Aguilar.
El aporte, una pista más para desentrañar el magnetismo local, es "haber comprendido desde su primer libro (`Cerca del corazón salvaje`) que la zona de lo íntimo y lo privado es tan política y social como la pública. Va construyendo el espacio a través de la cocina; es una visión del mundo desde ese lugar", analiza Aguilar.
Bella y sigilosa; culta y parte de la burguesía carioca, ella que murió a causa de una cáncer de ovario, supo tejer historias de amas de casa, darle voz a los marginados, encontrar lazos con lo social que estaban ocultos y proveer de intensidad a personajes ordinarios y anodinos. Y ser, a la vez, inabarcable.
Clarice, rupturista por lo bajo, observadora profunda de pequeñas historias, escribía con sus hijos dando vueltas, con la máquina en su falda y con el cigarrillo entre los labios, fue la artífice de una obra heterogénea, un corpus que se puede leer en español.
La ucraniana radicada en Brasil no sólo se eternizó entre los clásicos, sino que es una reina en las redes sociales. Según una encuesta de youPIX es la escritora más citada en Twitter con 3.500 frases diarias; mientras que en Facebook hay más de una veintena de aplicaciones y 30 páginas como "Dosis de Clarice Lispector" y "Consejos de Clarice", que tienen más de 600.000 "me gusta".
Quizás sea lo indescifrable o la pregunta en la punta de la lengua lo que motiva su lectura. "Existencialista, tiene un trabajo con la palabra maravilloso, a conciencia, explícito y experimental en sus últimas obras. Su literatura es misteriosa, hace que uno no pueda desengancharse", dice Constanza Penacini.
"La hora de Clarice" llega para quedarse y difundir su obra, pero es una oportunidad para bucear en ese enigma que persiste, que la actualiza y que no se termina de develar. "Es celebrar ese misterio que creó. Cuando uno se acerca es muy estimulante, es conmovedor desde un lugar existencial y estético, es un cimbronazo", concluye la organizadora.