Finnegans Wake 19 Mar 2017

La lengua y sus infinitas conexiones

La Gaceta | Augusto Murano

Quizás el libro más complejo que se haya escrito.

 

Finnegans wake entreteje la poética continua de sí mismo, ofreciendo un sentido, sí, pero que carece de significado. Tim Finnegan es el personaje que cae de una escalera y lo dan por muerto. Pero el protagonista simbólico del libro no es solo una persona, sino muchas. Finn es la reencarnación de todos los héroes del pasado, presente y futuro de Irlanda. Pero ninguno de los personajes continúan siendo ellos mismos, sino que se transforman de continuo en algo distinto. Toda la historia se desarrolla en una atmósfera nocturna, la llegada del día pone fin al sueño. La torturada y vertiginosa ilación gramatical se cierra y se suelda circularmente con la palabra intermedial del comienzo. 

Wake debe construirse según la lógica del sueño, donde precisamente la identidad de las personas se confunden e intercambian. Una sola idea o el recuerdo de un hecho concreto toma forma en una serie de símbolos, dotados de una extraordinaria capacidad para instaurar innumerables conexiones derivadas de la literatura, y por supuesto, lingüísticas (homofónicas, etcétera). Así, una sola expresión genera cantidad de ideas dispersas. 

Aventura de expresiones

Proeza acústica, y morfológica, que recoge leyendas, cuentos populares, mitos como los de Adán y Eva, y Edipo, chistes de la época, todo lo que forma parte de la cultura oral, hablada. Es una recuperación de una épica, una conquista del idioma, que prima sobre los contenidos referenciales. Joyce forja un nuevo código, uno que cumple una función emotiva, referencial y polisémica de la escritura. Como resultado de esta empresa tan desmesurada, late en sus páginas, el valor creativo del lenguaje ya que trata el problema de una nueva sintáxis, de una sintáxis que no es discursiva, sino analógica. Razón por la que el Wake se niega a respetar el orden causal de los acontecimientos. Las palabras se construyen de modo que no hay narración. Por lo tanto, no se dejan contar. Lejos estamos de un argumento lineal (en ese sentido, Finnegans wake es, ante todo, una no-historia). Es un texto en donde cada frase se abre hacia n variedades de posibles interpretaciones. Es una experiencia de movimiento a través de la sinestesia del lenguaje. Al escribir un libro de estas características (curiosa anarcopedia de formas y lenguaje indiosincrásico), Joyce no trata de conocer, sino de abismarse en lo que desconoce, por lo que tampoco es una aventura narrativa de significados, sino de expresiones. El lector ganará si presta atención con su oído el modo en que suenan las palabras, puesto que es ese sonido lo que le dirá algo. Joyce es el dominio del lenguaje. 

Finnegans wake como espacio de transformaciones continuas, la habilidad hiperestética que lo sacrifica todo al intentar reproducir el oscuro conjunto de sensaciones que no es sino la siempre inapresable experiencia del inconsciente.