Que Juan Filloy (1894-2000) sea pasado por alto al enumerarse a los grandes escritores argentinos no significa que no le corresponda un lugar, merecido y justificado, en tal seleccionado. En todo caso, dicha omisión obedece más al poco o nulo conocimiento que suele tenerse de su producción, que a un cerrado consenso. Impera decir, al mismo tiempo, que una importante porción de esa obra (cincuenta y cinco libros en total) permanece inédita o, en el mejor de los casos, existente en viejas ediciones privadas de doscientos ejemplares. 

Sin dudas, El Cuenco de Plata es el sello que más hizo, y hace, por la difusión de los textos del escritor cordobés. Bajo la colección Biblioteca Juan Filloy ya lleva reeditada una quincena de títulos antes inhallables. Desde sus novelas más conocidas, Op Oloop y ¡Estafen!, hasta un llamativo tratado de palindromía, Karcino.

Ahora le llegó el turno a los siete relatos que integran Tal cual, un libro aparecido por primera vez –pero en una pequeña tirada– en 1980. En todos ellos, Filloy pone su original estilo al servicio de historias que, sin dejar de lado la ironía y un inteligente desparpajo lingüístico, seducen por su trasfondo filosófico y las reflexiones con las que se despachan sus personajes.

Una buena excusa para ingresar al mundo filloyiano a través de algunos de los textos menos extensos y más accesibles del autor de Caterva