Revelaciones de un cronopio 30 Jun 2013
Radar | Página 12 | Redacción
Fragmentos de una entrevista a Cortázar del crítico uruguayo Ernesto González Bermejo en Revelaciones de un cronopio, recientemente reeditado por El Cuenco de Plata.
¿Qué consecuencias tiene para Rayuela el hecho de que su autor sea argentino y no japonés?
–La pregunta es curiosa y creo que está bien que me la hayas hecho. Creo que Rayuela es un libro muy argentino. Porque, finalmente, una característica de los argentinos es su falta de certidumbre y de bases de tipo cultural, por salir de la mezcla de la que salimos. Cuando uno habla con un francés medio, ve que está perfectamente seguro de sí mismo, intelectualmente. Y es porque tiene a su espalda al abuelito Pascal, al abuelito Descartes, al abuelito Montaigne. Si para ese francés todo está resuelto, nosotros, los argentinos, no tenemos eso, y ustedes los uruguayos tampoco.
En efecto.
–Y eso que aparentemente es una desventaja de argentinos y uruguayos, en el caso de Rayuela trata de volverse un arma positiva; utilizar esa falta de continuidad, de certidumbre cultural, para tratar de moverse en terrenos nuevos. Nosotros tenemos la necesidad y la posibilidad de explorar. Es lo que los críticos europeos más inteligentes ven en lo que estamos escribiendo todos nosotros: a ellos les asombra mucho nuestra actitud iconoclasta, el hecho de que tiramos las cosas por la borda; inventamos. A un francés le cuesta mucho inventar. Un experimento, una nueva experiencia en Francia, es un parto muy difícil. En Argentina, cuando se tiene talento, no es muy difícil lanzarse por caminos nuevos: mirá Borges cómo se largó por su camino, y Macedonio Fernández, y entre ustedes Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti...
Esa falta de solemnidad usada en Rayuela –y no solamente en Rayuela– esa irreverencia ante lo consagrado, ¿de dónde arranca?
–¡Ah! Ese es uno de los cócteles molotov que tiro en Rayuela. Y se lo tiro a la cara a toda una clase social y a una estructura intelectual de raíz hispánica; porque una de las peores herencias que nos dejaron los españoles es la tendencia a la seriedad, al engolamiento, en otras palabras, la falta de sentido del humor. Eso explica ese ataque contra la seriedad con mayúsculas.