El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen 15 Jul 2023

La era que descubrió la infancia

Ideas | La Nación | Eduardo Lamarche

 

Como muchos de los grandes historiadores franceses de la segunda mitad de siglo pasado (Jacques Le Goff, Georges Duby), Philippe Ariès fue medievalista, pero sus trabajos excedieron ese marco temporal. Fue, entre otras cosas, codirector (con Duby) de la monumental Historia de la vida privada.

Uno de sus libros más conocidos es El hombre ante la muerte (1983), en que aborda las prácticas, de los ritos funerales al duelo, a lo largo de los siglos. El otro es este, más temprano, El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen (1960), de título aparentemente restrictivo, que se centra en lo que considera “el descubrimiento de la infancia” en el siglo XVIII. Si suena a precedente de Foucault no es en vano: el historiador recomendó a una editorial la obra de este último sobre la locura.

La tesis de Ariès es que la infancia –tal cual podemos entenderla hoy– está datada. En los tiempos medievales, a principios de la era moderna (y mucho más tiempo en las clases populares), los niños vivían mezclados con los adultos, sin mayores diferencias. El “gran acontecimiento” que modificó el panorama fue (olvidada durante siglos la paideia de los antiguos) el reaparecido interés por la educación. Y ese interés, que sustrajo a los chicos del mundo de los adultos, sostiene el historiador, encerró a la infancia “en un régimen disciplinario cada vez más estricto, que desembocaría en el internado”. El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen ha tenido objetores por algunas cuestiones metodológicas, pero el camino minucioso que traza Ariès, a más de medio siglo de su publicación original, sigue siendo inigualable.