La tierra baldía 01 Dic 2022
Hablar de poesía | Redacción
[Extracto del boletín de novedades]
LA TIERRA BALDÍA (El cuenco de plata, 2022) de T.S. Eliot – Edición bilingüe, con edición y traducción de Pablo Ingberg.
Un verdadero acontecimiento, esta propuesta para celebrar los 100 años de la publicación The Waste Land de T.S. Eliot. Esta edición es, como cuenta el traductor-prologista-comentador Pablo Inberg, el trabajo de una vida, un trabajo enraizado en un monumental esfuerzo intelectual y literario: antes del poema, una excelente introducción sobre Eliot, su vida y formación, y sobre el proceso de escritura de su libro más célebre; después del poema, un exhaustivo aparato de notas donde Ingberg explica mil cosas interesantes, justifica elecciones de su traducción, señala influencias posibles de los versos, y muchas cosas más. Compartimos los primeros 30 versos de la traducción de la primera parte del poema, y una de las notas del traductor sobre esos versos, para dar al menos una idea de este extraordinario libro:
1. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS
Abril es el más cruel de los meses: engendra
Lilas desde la tierra muerta, mezcla
Memoria con deseo, agita
Raíces en letargo con lluvia primaveral.
El invierno nos tuvo abrigados: cubrió
Todo el suelo de nieve olvidadiza, alimentó
Un poco de vida con tubérculos secos.
El verano nos tomó por sorpresa: cruzó el Starnbergersee
Con un chaparrón; paramos bajo el pórtico,
Y seguimos al sol, por el Hofgarten,
Y tomamos café, y charlamos una hora.
Bin gar keine Russin, stamm’ aus Litauen, echt deutsch.
Y cuando éramos chicos, de visita al archiduque,
Mi primo, él me subió a un trineo
Y me asusté. Marie –me dijo entonces–,
Marie, agarrate fuerte. Y nos lanzamos cuesta abajo.
En la montaña, ahí sí te sentís libre.
Yo leo, buena parte de la noche, y voy al sur en el invierno.
¿Qué raíces se aferran, cuáles ramas
Crecen de esta basura pedregosa? Hijo de hombre,
Vos no podés decir ni suponerlo, pues sólo conocés
Un haz de imágenes rotas, donde se abate el sol,
Y el árbol muerto no da ningún amparo, ningún consuelo el grillo,
La piedra seca ningún ruido de agua. Tan sólo
Hay sombra aquí bajo esta roca roja
(Vení a la sombra de esta roca roja)
Y yo voy a mostrarte algo distinto
De tu sombra que al alba te persigue a zancadas
O tu sombra que al atardecer sube a encontrarte;
Voy a mostrarte el miedo en un puñado de polvo.
(…)
[Notas. 1-7. Los siete versos iniciales funcionan a modo de proemio, como en los poemas épicos y en las tragedias. La primera palabra explicita el tema: al igual que “[la] cólera [de Aquiles]” en la Ilíada, “[acerca del] varón [= Odiseo]” en la Odisea, “[las] armas y [el] varón” en la Eneida (temas respectivos de sus dos mitades), “hijos” en Edipo rey o “hermana-de-[mi]-sangre” en Antígona, aquí “abril”, sinécdoque por primavera, la estación del resurgimiento de la vida, presenta el tema por contrapunto con el título del poema en general y el de la parte I: en una tierra que se ha vuelto estéril y está poblada de muertos en vida, la primavera está a contracorriente, cobra un sentido opuesto al convencional en la tradición.
Los vv. 1-4 hacen una presentación “impersonal”; en v. 5 aparece una primera persona del plural; en los versos restantes hasta el último de la estrofa, el 18, va explicitándose como enunciador un yo personaje, que dice llamarse Marie.
Somera descripción de algunas cuestiones rítmicas, prosódicas y morfológicas del original y de la traducción del comienzo, a modo de sinécdoque de esos mismos aspectos en el poema entero:
– En el original, los vv. 1-3 son de ritmo mayormente trocaico (troqueo = sílaba tónica + sílaba átona: tá ta), más propio de la canción (así, por ejemplo, la canción de Ariel que Eliot cita en vv. 48 y 125, ver n. a v. 48); el acento al principio enfatiza y por lo tanto da mayor peso a las palabras iniciales (Ápril / Lílacs / Mémorý), y, como al último pie de estos tres versos les falta la segunda sílaba átona necesaria para formar un troqueo (tá en vez de tá ta), cierran todos con dos o incluso tres sílabas acentuadas consecutivas, con un efecto ralentizador enfático, levemente solemnizador, acaso de tonalidad religiosa (mónth, bréeding / déad lánd, míxing / desíre, stírring), que cuajan en un cuarto verso dominado por un ritmo más bien espondaico (dos sílabas tónicas consecutivas: Dúll róots – spríng ráin). Los dos versos siguientes (4-5) retoman el inicial ritmo trocaico, mientras que el séptimo cierra el proemio con la primera aparición del ritmo yámbico (yambo = sílaba átona + sílaba tónica: ta tá), el más canónico en poesía y el más afín a la oralidad del inglés, por lo que es usual en Shakespeare y el teatro isabelino. Los vv. 1-2-3 y 5-6 terminan en un -ing (vago equivalente de nuestro gerundio pero mucho más elástico y maleable, muy utilizado de manera similar por Walt Whitman), formando una especie de semirrima unidora; en v. 8 habrá otro -ing, ya no al final sino en el centro, como apertura hacia el desarrollo del poema en sí.
– Los ritmos del castellano son muy distintos, no toleran acentos tan juntos como el inglés, necesitan más aire entre medio (por ejemplo, un pentámetro yámbico, el verso más canónico del inglés, tiene cinco acentos, mientras que el similarmente canónico endecasílabo castellano, en una cantidad de sílabas semejante, tiene sólo tres). A la seguidilla de -ing’s (uno de los problemas de traducción más importantes de todo este poema, porque además están al principio y marcan la entrada en la lectura) esta traducción le corresponde con verbos conjugados precedidos de dos puntos, que dan a entender una ligazón causal, matiz aquí aplicable del -ing: “Abril es el más cruel de los meses [porque] engendra…”. La traducción literal de la primera parte de ese primer verso, “Abril es el mes más cruel”, suena más contundente que la adoptada aquí (un alejandrino), pero redunda en un ripio cacofónico que el oído musical privilegiado de Eliot no se habría permitido: un octosílabo con tres acentos fuertes en vez de dos, Abríl-més-cruél, y el trabalenguas més-más-cruél. El v. 2, que en el original empieza con una sílaba tónica seguida de tres más bien átonas (Lí-lacs out of the) para terminar con tres tónicas seguidas (déad lánd, míxing), se transforma en la traducción en un peculiar endecasílabo, con un acento en la primera sílaba y otros tres inusualmente próximos en sexta, octava y décima (Lí-las des-de la tié-rra muér-ta: méz-cla). Por lo demás, está respetada la relevante posición a inicio de verso de las estaciones enumeradas en la apertura: abril (primavera), invierno, verano, pese a que un cambio de posición habría favorecido el ritmo: “Nos mantuvo el invierno…”, “Nos sorprendió el verano…”.]