Giulio Cesare Vanini

El sábado 9 de febrero de 1619, después de seis meses de prisión, el Parlamento de Toulouse condenó a muerte por ateo y blasfemador del nombre de Dios a Julio Cesare Vanini. La pena iba a cumplirse el mismo día y sus detalles no se han perdido gracias a Nicolas de Saint Pierre, redactor de los Annales de la ville de Toulouse en 1619. El reo fue llevado desde la cárcel a la iglesia Saint-Étienne para que, en camisa, de rodillas y con una antorcha en la mano, pidiera perdón a Dios, al rey y a la justicia; desde allí, siguiendo el camino acostumbrado, se lo condujo a la plaza de Salin donde, después de cortársele la lengua con una tenaza, fue ahorcado y su cuerpo reducido a cenizas arrojadas al viento. Simulando motivos piadosos, casi infringiendo las leyes del disimulo, la obra de Vanini postula la defensa de un naturalismo radical en el que se identifica a Dios con la Naturaleza, se afirma la eternidad del mundo, se ironiza sobre la inmortalidad del alma y se niega de distintas maneras el libre albedrío y la providencia. Los teatrales diálogos de Los maravillosos secretos de la naturaleza presentan un hedonismo sensual y despreocupado que incluía algo más que las conversaciones con los amigos o el disfrute sereno de la vida contemplativa. Fue considerado por sus enemigos como un "ateo perfecto", que no sólo se apartó de Dios sino de la misma condición humana.

Libros del autor/a

Notas sobre el Autor