Susana Muzio Sáenz-Peña

Estas líneas están escritas para ser leídas en el futuro, puesto que la edad actual de la escritora es de 91 años (nacida en 1922, en Buenos Aires) y usted, lector, las leerá cuando tenga 92. Buena parte de estos años han sido de escribir como fantasma o “negro”, produciendo desde libros sobre anorexia hasta traducciones de manuales del inglés, siguiendo con la vera historia de Patoruzú (Releyendo Patoruzú, Espasa Calpe, 1995), habiendo mantenido 12 seudónimos (ninguno femenino) en la página 6 del diario El Mundo durante la Segunda Guerra Mundial, como si fuese doce personas distintas expertas en geopolítica, al punto de interesar al general Pertiné, como posible conferencista en la Escuela Superior de Guerra, mientras la susodicha deambulaba muerta de sueño, esperando las transmisiones en onda corta que la mantenían informada de cómo sobrevivía la resistencia francesa, la holandesa y la noruega, aguantando las transmisiones llorosas de los japoneses en un inglés agudo mientras ponían “Lily Marlene” e ignorando  que el locutor que hablaba contra los aliados era su venerado Ezra Pound. No obstante, insistía en ser nadadora (espaldista) del Belgrano Athletic Club, recibirse de Maestra Normal en el Lenguas Vivas, y salir de joda con sus amigos los Dávalos, Mamy Aubone, los Fernández Moreno, Cecilia Ingenieros, Jorge Luis Borges, Cantamesa, Marta Peluffo, Peralta Ramos, Arturo Saéz, con su pipa humeante, a quien besaba en público, y una cantidad de buenas personas que se reunían en “El Moderno”. Mi nombre es Susana Muzio Sáenz-Peña. Mi madre era irlandesa, Fenian para más datos. Me llaman Mutante

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